miércoles, 3 de diciembre de 2008

Una pizca de G. Müller


"No hay hijos felices que no sean también hijos santos". (G. Müller)

Refiriéndose a nuestro estilo de vida que debe imitar al estilo del propio Señor Jesús, Müller nos reta a un estilo de vida santo. Somos los representantes de Cristo en la tierra, un gran honor que Él nos ha otorgado. ¡Pero, tamaña responsabilidad! Poco se oye desde los púlpitos hablar de la santidad, o de la piedad; parece como si eso fuera de la época victoriana, y que ya no va con nosotros. La piedad es un ejercicio, es un hábito que se consigue con esfuerzo, constancia y tesón. Si se tratara de nuestro esfuerzo, de seguro fracasaremos, pero se trata del fruto del Espíritu en nuestra vida. Es asunto de dejar que Él lo produzca en nosotros. "Os he puesto para que vayáis y llevéis mucho fruto"; "el fruto del Espíritu es...", "Ocupaos de vuestra salvación con temor y temblor, sabiendo que Dios es el que produce en vosotros, el querer como el hacer, por su buena voluntad"... Se trata de su fruto, y de nuestra docilidad al Espíritu. Hemos sido salvos por gracia, somos santificados también por gracia.

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